Escuela Sec. Dr. Leandro N. Além Espacio curricular: Historia Curso: 4° "A" y "B" T.M. y T.T. Prof: López Julio César
Tema: "Aniversario de Malvinas"
Actividades:
A)- Observa el video musical: "La Isla de la buena memoria" de Alejandro Lerner y responde.
1)- ¿Qué quiere reflejar el autor acerca de la guerra de Malvinas? B)- Lee varias veces el texto "Malvinas, un tema en boca de todos" y realiza las siguientes actividades:
1)Cambia el titulo del tema por otro que te resulte sugerente 2)Extrae las ideas principales 3)¿Que te produce pensar que unos jóvenes como vos dieron sus vidas por intentar recuperar nuestras Malvinas?
C)- Malvinas implico sueños, esperanzas y temores en los jovenes que se aventuraban al conflicto con el orgullo de "defender a la patria".
1) Lee las cartas del soldado Edgardo Estevan a su madre y el poema de Marcelo Daniel Massad que fue encontrado en el bolsillo de su campera al morir en el combate de Monte Longdon y responde: ¿Qué sensaciones te producen la carta y el poema? Evaluación: Al regreso a clases los alumnos deben presentar el practico completo y estudiarlo para participar de un debate dirigido. Material de apoyo: "La Isla de la buena memoria" (video musical) - https://www.youtube.com/watch?v=aUxF9IJotvM&feature=youtu.be "Malvinas: un tema en boca de todos" (TEXTO) Navegar por el conflicto de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido por las islas del Atlántico Sur, es un viaje difícil de realizar con el espíritu sereno y reflexivo, por la intensidad de lo acontecido, especialmente en 1982. “Malvinas” se caracteriza por ser un tema que está en boca de todos y en manos de pocos. Hoy en la Argentina existe una sensación generalizada de que en la Cuestión Malvinas todo está al revés –y los autos circulando por la izquierda en Puerto Argentino, Port Stanley para los británicos, parecieran confirmar esta creencia colectiva–. Desde 1965, existen resoluciones de la OEA y de Naciones Unidas que reconocen la existencia de esta controversia de soberanía sobre los archipiélagos del Atlántico Sur, y que los dos Estados involucrados deben resolverla por medio de negociaciones hasta llegar a una solución justa, pacífica y duradera, teniendo en cuenta los intereses de la población de las Islas Malvinas. Este conflicto es una cuestión colonial especial en la que no aplica el principio de libre autodeterminación de los pueblos por tratarse de una población implantada por la potencia colonial ocupante, tras apoderarse por la fuerza de una porción del territorio argentino, el 3 de enero de 1833. En este caso, debe aplicarse el principio de integridad territorial. En términos emocionales, la Guerra de Malvinas es un hecho del pasado que al pueblo argentino le duele siempre en tiempo presente, por tratarse del territorio, un elemento importante del Estado, y por la memoria de los 649 héroes que ofrendaron sus vidas en las islas, los que volvieron pero siguen padeciendo las consecuencias del enfrentamiento armado de 1982, y los que decidieron apagar sus vidas –años después de la rendición en Puerto Argentino–, por las secuelas que no pudieron soportar. Es innegable la cicatriz que significan el 2 de abril y el 14 de junio de 1982 – fechas de inicio y fin de la contienda bélica– para el pueblo argentino. Y no es menos cierto que Malvinas es una causa nacional y como tal, sigue siendo una fuente de legitimidad a la que suelen recurrir los políticos para incrementar su legitimidad doméstica. "La Guerra de Malvinas es un hecho del pasado que al pueblo argentino le duele siempre en tiempo presente" Desde una óptica de Defensa, es posible afirmar la ausencia de una evaluación racional del contexto y de las capacidades militares previo al choque armado por los archipiélagos del Atlántico Sur. Esta falencia severa embarcó a la Argentina en una guerra contra una potencia central y le costó la vida de muchos jóvenes convertidos en valientes hombres, en un par de horas. Por la sangre y las lágrimas derramadas por la Guerra de Malvinas –y por la “guerra sucia” que aconteció en simultáneo, en el interior de la Argentina–, el autor de esta nota anhela que de producirse un fenómeno similar al de 1982, la razón reemplace a la pasión, para no tener que lamentar los efectos espantosos de una decisión desatinada que dejó marcas indelebles en el país sudamericano. Al observar la política exterior de cada gobierno de la República Argentina sobre la Cuestión Malvinas desde 1983 hasta hoy, es importante comprender, en primer lugar, que la recuperación de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del sur y espacios adyacentes, no es un tema que le compete a un partido político, porque se trata de una cuestión de Estado y de un objetivo constitucional permanente e irrenunciable desde 1994 –votado por unanimidad-. Por estas y otras razones, es crucial que la política exterior sobre Malvinas sea consensuada con todos los partidos políticos y trascienda la fugacidad de los colores políticos de los gobiernos de turno. Homenaje a los caídos en el cenotafio de Malvinas En lo que atañe a los recursos de las islas, en un futuro no muy lejano, sabremos si el petróleo logrará pasar de riqueza potencial a riqueza real o si el avance de las energías alternativas le quitará protagonismo y relativizarán y relegarán su importancia geopolítica.
En otros términos, si el petróleo adquiere mayor relevancia mundial y se convierte en recurso real en las islas, las utilidades que se podrían percibir como consecuencia de esta metamorfosis, sumado al valor geopolítico de las islas de cara al conflicto mundial por la escasez de agua potable, permite aventurar un recalentamiento del conflicto. António Guterres, Secretario General de la ONU, en alusión al tema, expresó en 2017: “El agua, la paz y la seguridad están inextricablemente unidas”. “Sin una gestión eficaz de nuestros recursos hídricos, corremos el riesgo de intensificar las disputas entre comunidades y sectores y aumentar las tensiones entre las naciones”. Si el problema mundial del agua se agudiza, debe sumarse al análisis, la consideración de una posible presión social en ascenso que padecerán los gobiernos de los dos Estados que se disputan la soberanía de las islas del Atlántico Sur. Pero no es descabellado considerar que, si los avances científicos lograran hallar métodos económicos de potabilización del agua de los océanos, el valor geopolítico de las islas caería para la potencia usurpadora, y ya no sería tan importante para el Reino Unido poseer un punto de apoyo en el Atlántico Sur para estar cerca de la Antártida, los hielos continentales argentinos, el acuífero guaraní y la selva amazónica –importantes reservas de agua dulce del planeta–. Los avances científicos y tecnológicos jugarán, sin dudas, un rol crucial en el desenlace y en la intensidad de la controversia por la soberanía de las islas ubicadas en el sur de América, ya que tendrán el poder de alterar los intereses geoestratégicos a nivel global. Estas variables condicionarán el statu quo del conflicto. En lo inmediato, los isleños buscarán conservar sus beneficios económicos o al menos minimizar la máxima pérdida posible de los mismos, cuando se culmine el proceso de salida del Reino Unido de la UE –Brexit–. "Las probabilidades de otro choque armado son nulas" Ante la pregunta si es factible que se produzca otro choque armado, la respuesta es que esto tiene prácticamente nulas probabilidades, ya que las tensiones anglo-argentinas suelen ser empleadas con fines electorales, esto es, para atraer votos y desviar la atención de los problemas sociales domésticos.
Tanto en la Argentina como en el Reino Unido existe baja intención de conflicto. A esto se suma que la Argentina no posee la capacidad militar necesaria para mantener una guerra, menos contra una potencia que en el ranking global de gasto militar en función del PBI, está entre los siete primeros países, según un informe del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo. En concreto, la Argentina destinó a gastos en defensa en 2017, 0,9% de su PBI (5.700 millones de dólares), mientras que el Reino Unido destinó 1,8% de su PBI (47.200 millones de dólares). En el mismo período, China destinó 1,9% de su PBI (229 mil millones de dólares) y los Estados Unidos 3,1% de su PBI (610 mil millones de dólares), sólo para comparar con los dos Estados que más recursos destinan a defensa del mundo. A nivel global, quedó claro que los medios que posee la comunidad internacional para evitar el derramamiento de sangre y dolor, está muy lejos de ser un dique de contención, es decir, son insuficientes. Erradicar el deseo del hombre de imponer su voluntad regida por intereses, a cualquier precio –aún, cuando esto signifique la muerte de otras personas–, debería ser un objetivo prioritario de todo partido y dirigente político. Pero la realidad nos demuestra, duele reconocerlo, que la imposición de intereses mediante el uso de la fuerza, pareciera seguir siendo la carta que, en último instante, definirá los diferendos. La Guerra de Malvinas es otro ejemplo empírico de las miserias del ser humano. La historia del choque armado de 1982 en el Cono Sur, tiene que ver con dos gobiernos que decidieron dirimir la controversia de años mediante el uso de la fuerza, buscando de este modo, elevar la legitimidad doméstica en caída que poseían. El valor de la vida humana se minimizó como en tantos otros conflictos bélicos mundiales. En las guerras, las personas se convierten en números y las batallas se ganan o se pierden en base a quien posee la mayor cantidad de bajas. Este el criterio que suele emplearse para discernir ganadores y perdedores en este penoso y repudiable proceso milenario de ajuste de diferencias. Los detonantes y las causas que incitaron tanto al gobierno argentino como al británico a embarcarse en la guerra de 1982 respondieron esencialmente a cuestiones de política interna. La crisis social interna que padecían ambos Estados hizo que los respectivos gobiernos vieran en la soberanía de los archipiélagos, una oportunidad para exhibir la defensa rabiosa de una causa nacional. En la Argentina funcionó, en un principio, como una gesta patriótica, como un pretexto para mejorar la imagen de un gobierno de facto decadente. Posteriormente, la derrota militar empeoró drásticamente la imagen gubernamental y dejó en caída libre a la Junta Militar. "En el Reino Unido, significó la consolidación en el poder de Margaret Thatcher" En el Reino Unido, el resultado de la guerra significó la consolidación en el poder de Margaret Thatcher. El choque armado fue un recurso de legitimidad al que apelaron un dictador y una “Dama de Hierro” para que la gente no evalúe sus respetivas gestiones gubernamentales en base a lo que acontecía en el interior de los respectivos Estados. Lo sucedido en 1982 hace necesaria la reflexión colectiva respecto a ciertos comportamientos que ameritan replanteos. Por ejemplo, ¿qué reacción hubiese tenido el pueblo argentino si el resultado de la contienda bélica hubiese sido exactamente el opuesto? ¿Se hubiera mantenido el repudio generalizado al gobierno militar que decidió enviar a unos jóvenes sin preparación y sin recursos a una guerra? ¿O un resultado militar positivo hubiese hecho pasar por alto todos los errores? Pero la pregunta va más allá: el reconocimiento asignado a los excombatientes, ¿hubiese sido el mismo si el resultado de la guerra hubiere sido el opuesto? En cuanto a la decisión de ir a la guerra –vale recordar que esto siempre es una decisión política y no militar–, el Informe Rattembach reveló con precisión quirúrgica, que la racionalidad fue suprimida y que la pasión y el triunfalismo fueron los motores tanto para los gobernantes de turno como para los gobernados. Esto se debe a la gran carga simbólica que se le logró infundir a la causa Malvinas mediante la manipulación de la información. La única opción por entonces era: “todo o nada” y nunca se examinó seriamente el contexto internacional, ni otras alternativas de negociación, ni las capacidades militares nacionales. Enferma de patriotismo, la Argentina se embarcó en un juego de suma cero y no supo ver otra opción que la lucha armada.
Carta del Soldado Edgardo Esteban (combatiente) a su madre:
Edgardo Esteban es uno de los ex combatientes que más documentos aportó sobre el conflicto armado. En su libro Iluminados por el fuego reproduce un intercambio de cartas que realizó con su madre cuando se encontraba prestando tareas en Puerto Argentino. Aquí se reproducen algunos fragmentos:
Querida mamá:
Llegué anoche a Puerto Argentino. Sé lo orgullosa que estarás de que tu soldadito esté defendiendo la Patria. A pesar de que hace mucho frío, me encuentro bien, pero quedate tranquila, nos han dado una ropa nueva que nos ayuda muchísimo a sobrellevarlo.
Quiero que estés tranquila. Nos están dando muy bien de comer. Hoy nos dieron hasta Coca-Cola. Hoy es un día lleno de sol. Estamos acomodando todo el material. ¡Ah, me olvidaba!: también nos dieron cigarrillos Jockey Club, los mismos que fumás vos.
Somos muchos los que estamos acá, así que dudo de que esos pollerudos de los ingleses se animen a pisar estas islas, que son nuestras. Y si se les ocurriera venir, se van a dar cuenta de los huevos que tenemos los soldados argentinos para defender lo que es nuestro. Decile a Marcela que la extraño muchísimo y que no me olvido de ella, y decile a Raúl, al tío Héctor y a los abuelos que por favor me escriban. Por favor, escribime pronto. Acordate de que te quiero mucho y que sos la mamá más tierna del mundo.
Estoy bien, pero escriban porque extraño. Un beso grande de tu soldado paracaidista.
Edgardo
Poema de Marcelo Daniel Massad (combatiente):
Marcelo Daniel Massad es uno de los 649 soldados argentinos que murieron en la guerra, más precisamente en la batalla de Monte Longdon, el 11 de junio. El siguiente poema se encontró en el bolsillo de su campera.
Escucha Dios:
Yo nunca hablé contigo, Hoy quiero saludarte: ¿Cómo estás?
¿Tú sabes? Me decían que no existes, y yo, tonto, creí que era verdad.
Anoche vi tu cielo. Me encontraba oculto en un hoyo de granada…
¡Quién iría a creer que para verte bastara con tenderse uno de espaldas!
No sé si aún querrás darme la mano; al menos, creo que me entiendes.
Es raro que no te haya encontrado antes, si no en un infierno como éste.
Pues bien… Yo todo lo he dicho. Aunque la ofensiva nos espera para muy pronto,
Dios, no tengo miedo, desde que descubrí que estabas cerca.
La señal! Bien Dios, ya debo irme. Olvidaba decirte… que te quiero.
El choque será horrible… en esta noche. ¡Quién sabe! tal vez llame a tu cielo.
Comprendo que no he sido amigo tuyo. Pero ¿me esperarás si hasta ti llego?
¡Cómo! ¡Mira Dios: estoy llorando! tarde te descubrí. ¡Cuanto lo siento!
(Qué raro: sin temor voy a la muerte…) Dispensa, debo irme ¡Buena Suerte!
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